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.-¿Hasta cuándo tardaremos en vender esta jaca o asno viejo? Éltiene las manos y pies desportillados, flaco y muy ruin color, perezosoy sobre todo bravo y feroz, tan sin provecho que no es bueno sinopara hacer de su pellejo una criba para cribar estiércol de cabras, odémoslo a alguno que no le pese de perder la paja que comiere.En esta manera, jugando aquel pregonero, hacía dar grandesrisadas a los que allí estaban; pero aquella mi crudísima fortuna, lacual yo huyendo por tantas provincias nunca pude huir ni con tantosmales y tribulaciones como pasé pude aplacar, otra vez de nuevo lanzósus ojos ciegos contra mí, dándome un comprador perteneciente paramis duras adversidades; y ¿sabéis qué tal? Un viejo calvo y bellaco,cubierto de cabellos de los lados llanos y medio canos, del más bajolinaje y de las heces de todo el pueblo; el cual andaba con otrostrayendo a la diosa Siria por esas plazas, villas y lugares, tañendopanderos y atabales y mendigando de puerta en puerta.Esteechacuervo, con mucha gana que tenía de comprarme, preguntó alpregonero que de dónde era yo.Él le respondió que era de Capadociay que era muy bueno y asaz recio.Preguntole más, qué edad había.Elpregonero, burlándose de mí, dijo:-Un astrólogo que miró la constelación de su nacimiento, dijo quepodría ahora haber cinco años; pero él sé que sabrá mejor estas cosassegún la profesión de su ciencia; y como quiera que yo a sabiendasincurra en la pena de la ley Cornelia si te vendiere ciudadano romanopor esclavo, pero ¿por qué no compras un servidor tan bueno yprovechoso, que te podrá ayudar así en casa como fuera de ella?Con todo esto, aquel comprador malo no dejó de preguntar cuandoesto oyó y sacar unas cosas de otras; finalmente, preguntó con muchaansia si yo era manso.El pregonero le dijo:-Es tan manso, que no parece asno, sino cordero; para todo lo quequisieres es aparejado; no muerde ni echa coces: que no puedes creersino que debajo del cuerpo de un asno mora un hombre muy pacífico ymodesto, lo cual puedes luego conocer y experimentar, porque simetes la cara entre los muslos de sus piernas, fácilmente podrás sabery ver cuán gran paciente te mostrará.137 En esta manera el pregonero, con sus chocarrerías, trataba a aquelglotón echacuervos; pero él, que conoció que el pregonero le burlaba,hizo que se enojaba, y díjole:-¡Oh cuerpo sordo y muerto, pregonero loco; la muy poderosadiosa Siria, criadora de todas las cosas, y santo Sabadio, y la diosaBelona, y la madre Idea Cibeles, y la señora Venus, con su hijo Adonis,te tornen ciego porque has dicho contra mí tantos juegos ytruhanerías! ¿Piensas tú, necio, que tengo yo de fiar la diosa a un asnofiero para que arroje por ese suelo la imagen divina y que a mí,mezquino, sea forzado, con los cabellos sueltos, a discurrir buscandoalgún medio para mi diosa, que está echada en el suelo?Cuando yo oí estas palabras, súbitamente, como quien sale deseso, pensé saltar y correr por que, viéndome aquel bellaco movido deferocidad y braveza, me dejase de comprar; pero previno a mipensamiento el argucioso comprador, porque luego sacó el dinero dela bolsa, el cual con mucho gozo fácilmente recibió mi amo, por enojoy fastidio que tenía de mí, conviene a saber diecisiete dineros, y luegome ató con una cincha de esparto, y así atado me dio a Filebo, que asíse llamaba aquel que era mi señor; él me tomó como a novicioservidor y me llevó a su casa, y luego a la entrada de la puertacomenzó a dar voces a los de su casa, diciendo:-Mozas, un servidor os traigo hermoso del mercado: vedlo aquí.Pero aquellas mozas que él decía era una manada de mozosbardajes, los cuales, como lo oyeron, habiendo de ello mucho placer yalegría, con voces roncas y mujeriles alzaron grandes clamores,pensando que era verdad que les traía algún esclavo que fueseaparejado para lo que ellos querían; pero cuando vieron que nosucedía como ellos pensaban, ni era cierva por doncella, mas era unasno por hombre, el rostro torcido y con enojo increpaban a sumaestro, diciéndole que no había traído servidor para ellos, mas quetraía marido para sí.Decíanle, además de esto:-Pues guárdate que tú solo no comas tan hermoso pollo; mas hazparte de él a nosotros, que somos tus criados.Estas y otras tales cosas parlando entre sí, atáronme a un pesebreque allí cerca estaba; había entre aquéllos un mancebo alto y de buencuerpo, el cual sabía muy bien tañer flautas y trompetas, y estaba allícogido por sueldo para andar por allá fuera con los que traían a ladiosa y para tañer la trompeta, pero en casa ejercitándose encontentar a aquellos medio mujeres.Cuando él me vio en casa, demuy buena gana me echó de comer, y alegre dijo estas palabras:138 -Basta que tú viniste para ayudarme al miserable trabajo; plegue aDios que vivas y contentes a tu señor y ayudes a mis lomos cansadosy vacíos.Y oyendo yo estas cosas, ya pensaba en mis fatigas venideras.Capítulo IVCómo, después que a Lucio asno compró un echacuervos de la diosaSiria, fue destinado para traer sobre sí a la diosa; donde cuentaacontecimientos y casos notables de aquella falsa religión deechacuervos.Otro día siguiente, vestidos de varios colores y cada uno de sutraje, afeitadas las caras con sus afeites sucios y los ojos alcoholados,salen muy compuestamente con sus mitras y túnicas y otrasvestiduras encima de lino y algodón; otros llevaban túnicas blancasceñidas y pintadas de colores virguladas y calzados zapatos colorados.Yendo ellos de esta manera, pusieron sobre mí a su diosa, cubierta deuna vestidura de seda, para que la llevase; y desnudos los brazoshasta los hombros, llevaban cuchillos y hachas en las manos, y comohombres furiosos saltaban, y con el sonido de la trompeta incitabansus bailes como hombres sin seso.Habiendo andado por algunas casasy quinterías, llegamos a una casa y posesión de uno que se llamabaBritino; y luego como asomaron, comenzaron a correr hacia allá,haciendo gran ruido con aullidos y desconcertadas voces furiosamente,bajando la cabeza, torciendo a una parte y a otra los pescuezos,colgando los cabellos y rodeándoselos a la cabeza y mordiéndosealgunas veces los brazos; finalmente, con unos cuchillos que traían dedos filos dábanse cuchilladas en los brazos [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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